LISZTOMANÍA
- Monte de Venus
- 3 jul 2019
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Es un término para describir la pasión y la fiebre que, en muchas ocasiones, se presenta de forma extremista y enferma. Esta palabra viene del compositor/pianista húngaro del Romanticismo, llamado Franz Liszt. Las presentaciones de Liszt se caracterizaban por ser caóticas, llenas de éxtasis y orgasmos, mucha histeria, era un espectáculo que valía la pena observar.
Liszt, con el paso del tiempo, se alió con grandes músicos, con ellos se dio cuenta que debía trabajar duro para ser un artista tan virtuoso como Chopin, Berlioz y Mendelssohn.
Paganni, un violinista cuyo apodo era “Violinista del Diablo”, fue quien se convirtió en su máxima inspiración después de haber asistido a uno de sus conciertos en Paris. Gracias a este hombre, Liszt comenzó a practicar intensamente con el propósito de alcanzar la perfección en el piano. Fuera del escenario, los fans lo rodeaban fascinados, luchaban por sus pañuelos y guantes, y usaban su retrato en accesorios. Las mujeres estaban más locas por él, pues trataban de obtener mechones de su pelo y, cada vez que se rompía una cuerda de su piano, trataban de agarrarla para hacer pulseras o collares; algunas otras, llevaban frascos de vidrio en los que metían sus restos de café, y lo que más les atraía era su habilidad tan increíble y su extravagante personalidad, hasta llegar al punto de desmayarse.
Estas actitudes exaltadas se veían en los conciertos que ofreció en París a partir del año 1840, ahí fue cuando Liszt empezó a llegar a su clímax total.
Liszt era la sensación principalmente en mujeres de la capital alemana, pues aventaban flores, gritaban con todas sus fuerzas y mientras tocaba el piano agitaban locamente sus cabelleras, cual mujer metalera.
Pero no sólo las cautivaba a ellas, Vladimir Stasov, un crítico ruso, quedó impresionado durante uno de sus recitales, dijo que “nunca en nuestras vidas habíamos estado en presencia de un temperamento tan brillante, apasionado y demoniaco… La actuación de Liszt fue absolutamente abrumadora”.
Y repito que las mujeres estaban locas por él porque se cuenta que alguna vez Liszt tiró una colilla de cigarro en la calle y, sin darse cuenta, había una fan obsesionada al acecho. El pianista siguió caminando y la mujer recogió la colilla de cigarro, la introdujo en un relicario que tenía las iniciales “FL” en diamantes, besó el relicario y después lo colocó en su cuello.
Franz tenía a los stalkers más temibles y obsesionados de la alta sociedad. La lisztomanía llegó a ser considerada como un trastorno psicológico que se temía que fuera contagioso.
Lo impresionante es que Franz fue el primer artista que provocó euforia e histeria entre el público, tanto femenino como varonil.
Libidoteca
Regina Ramos Marín

Referencias
http://www.escuelapedia.com/fiebre-de-liszt-lisztomania/
https://thefaustorocksyeah.wordpress.com/2012/01/09/un-poco-de-lisztomania/
http://aficionadosalarte.blogspot.com/2011/01/lisztomania-definicion.html
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